Congreso Económico Argentino
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EL PROGRAMA ECONÓMICO

28 de julio

Orlando Ferreres, titular de la consultora OJF & Asociados, describió las “luces y sombras” en las perspectivas del programa económico de Mauricio Macri hasta el final de su mandato. Entre las fortale- zas del programa, enumeró la apertura comercial, el libre movimiento de capitales, la actualización de las tarifas, el blanqueo de capitales, entre otras. En cambio, entre sus debilidades, mencionó centralmente el atraso cambiario y “elevado” gasto público, del que señaló que todavía está en un “valor manejable”, aunque advirtió que “no se puede seguir con ese nivel” porque genera una “fuerte necesidad de endeudamiento externo” que ascenderá a más de 15% del PIB en los próximos “dos o tres años”. “Es un número que va a generar complicaciones”, anticipó.

Tras esta primera etapa de “transición”, dividió el futuro del programa económico macrista en dos nuevas etapas: de “refuerzo” y de “consolidación”. “Va a tener que haber una reestructuración porque tal como estamos, no va a poder continuar adecuadamente el Gobierno”, apuntó y lo atribuyó tanto a razones internas, como la necesidad de un “ajuste fiscal” como externas, con la suba de tasas de interés globales como obstáculo principal. En ese marco, la etapa de refuerzo estará signada por un ordenamiento tarifario, una mejora gradual de la inversión y un crecimiento económico moderado. En la última etapa, en tanto, concluirán los ajustes tarifarios, el déficit fiscal “se va a ir moderando”, se “suaviza el ajuste fiscal” y la inflación será de 5% anual o menos, pronosticó.

El economista de la UBA, Daniel Heymann, recordó el “patrón cíclico” que registra históricamente el país, según el cual “en los años par se cae y en los impares, se crece”, y anticipó que este año la economía crecerá por primera vez desde 2011. “Hay señales de recuperación significativas, con incertidumbre y externalidades, pero da la impresión que el Gobierno tiene un margen de política macroeconómica para acentuar la recuperación si lo desea”, planteó. Así, el desafío no será crecer sino lograr que ese crecimiento se dé “de manera sostenida”.

Para que eso suceda, planteó que será necesario generar los dólares suficientes para financiar los gastos del Estado sin depender del financiamiento externo. En ese sentido, advirtió que, si bien los términos de intercambio actuales “son menores que en otros momentos, no son malos”, y advirtió que el sector agropecuario no puede generar por sí solo las divisas necesarias. “Cuesta mucho pensar un crecimiento sostenido y relevante del ingreso per cápita sin actividades que vayan más allá de los recursos naturales”, aseguró y ejemplificó con que mientras las exportaciones de recursos naturales en Australia suman 9.000 dólares per cápita, en Argentina son de apenas 1.400 dólares per cápita. “Ahí tenemos un nudo y hay que aumentar la oferta en términos de transables para ganar sostenibilidad”, sugirió y auguró también por una generación de empleo para grupos de bajos recursos en el marco de la industria manufacturera. Roberto Frenkel, economista del CEDES, hizo un ejercicio de análisis econométrico de la inflación para su origen y su evolución desde 2015. De acuerdo a su análisis, “la inflación pasada explica 59% de la tasa de variación mensual y el otro 41% es explicado por las variables concomitantes”, como la tasa de aumento del salario registrado medio, la variación del tipo de cambio nominal y otras variables como el precio de las commodities, los insumos intermedios importados o la productividad.

En base a este modelo, Frenkel conclu- yó que entre octubre de 2015 y enero de este año, el IPC creció 52,6%, impulsado mayormente por el incremento de los precios regulados en 91,3%, compensado por un aumento menor, de 46,8%, en los salarios del sector registrado. Asimismo, señaló que el salario medido en función de la evolución de los precios del rubro Alimentos y Bebidas “cayó fuertemente después de la devaluación”, profundizando un derrotero que arrastra desde el fin de la Convertibilidad, que según Frenkel explica por qué el elevado nivel de pobreza.

Hacia adelante, a su vez, anticipó que seguirá el atraso cambiario, dado que “como la inflación no baja, viene bien que el tipo de cambio no suba porque sirve como ancla”, y consideró que “el salario está subiendo y va a seguir haciéndolo”. “Está subiendo el salario real a costa de que está subiendo el salario en dólares, lo cual hace muy difícil abrir la economía, que es condición necesaria para aumentar la productividad y las exportaciones”, advirtió.

Daniel Artana, economista jefe de FIEL, cuestionó la política fiscal “blanda” del Gobierno, que calificó como “inacción fiscal” y señaló que fue lo que en conjunto con una política de “dureza monetaria”, llevó al atraso cambiario actual. “Cuando uno elige una dureza mone- taria, que significa tasas de interés más altas, e inacción fiscal, que implica un déficit muy alto que se decide financiar con endeudamiento externo nacional y de las provincias, uno genera un contexto en el cual se atrasa el tipo de cambio real. En alguna medida, eligió inacción fiscal y le pidió al sector privado exportador que hiciera un ajuste de shock”, describió y añadió que a eso se le suma el blanqueo de capitales y cierto aumento del gasto público.

De cara al futuro, planteó que habrá una recuperación que volverá a poner a la economía en sus niveles de 2011, aunque aseguró que “la clave es intentar romper la trampa de estancamiento con inflación alta que venimos sufriendo hace cinco o seis años”. En ese sentido, sostuvo que es necesario recuperar los superávits gemelos registrados entre 2004 y 2008 y para eso, llamó a “prestarle atención” al frente fiscal y el externo, porque “si ayudamos a arreglar lo fiscal, vamos a arreglar lo externo”.

Con respecto al frente externo, cues- tionó que el endeudamiento no se esté tomando para financiar obras de infraestructura sino turismo y ahorro, dado que la deuda aumentó más de 15.000 millones de dólares y el 40% de ese total se explicó por gastos de argentinos en el exterior y otros 10.000 millones se destinaron al atesoramiento. En ese sentido, planteó que la pregunta a hacerse es si la caída de precios que está golpeando las cuentas externas argentinas es transitoria o permanente porque si es permanente, “no tiene lógica que no se haga un ajuste fiscal”.

Finalmente, anticipó que la deuda, que hoy alcanza el 32% del PIB, puede llegar a ser un problema a futuro si no existe una reducción del rojo fiscal. Hacia adelante, planteó tres escenarios posibles: si se cumplen las metas fiscales anunciadas por el Gobierno y el tipo de cambio se aprecia, el ratio entre PIB y deuda caerá porque tres cuartos de los pasivos argentinos están en moneda extranjera; si el tipo de cambio sube a 20 pesos por dólar, se irá a 42%; y si el tipo de cambio crece pero además no se da una “consolidación fiscal”, la deuda crecerá por encima del 50%. Así, el economista de FIEL advirtió que “el Gobierno no puede darse el lujo de volver a anunciar un programa fiscal y no cumplirlo como ya hizo un par de veces” y resaltó que “se necesita una consolidación fiscal”. ■

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